Los bebés cambian y evolucionan por meses. Por semanas. Por días. ¡Incluso por horas! A cada rato te sorprenden con una nueva conquista motriz o cognitiva y tu cara como madre es simplemente para fotografiar. Cuando te lo cuentas no te lo imaginas tal como es, pero cuando lo experimentas estarás de acuerdo contigo en que sus conquistas son las tuyas y que no hay mayor felicidad que ver el desarrollo del bebé mes a mes, tanto a nivel psicomotor, como cognitivo.
He recopilado algunos de los puntos de desarrollo divididos por etapas:
- 0-6 meses.
- 6-12 meses.
- 12-18 meses.
¿Quieres hacerte una idea de cómo es el desarrollo del bebé por meses? Pues sigue leyendo:
Voy a hablar de:
Desarrollo bebé 0-6 meses
MOVIMIENTO
Al nacer, tiene muchas reacciones motoras automáticas, como el reflejo de Moro (estiramiento repentino de los brazos), de prensión, de succión y de rotación de la cabeza. Estas reacciones se producen porque las áreas del cerebro encargadas del control y la coordinación del movimiento voluntario aún no están bien desarrolladas, pero el pequeño no solo está gobernado por los reflejos, como se pensaba en otros tiempos.
En los primeros tres meses, ya responde a diferentes estímulos ambientales. Al cumplir el mes, eleva la barbilla, si se le pone boca abajo. A los tres meses, llega a controlar el cuello y la cabeza; y a los cuatro meses, se sienta con un apoyo detrás y se da la vuelta.
A partir de los 4-6 meses es capaz de agarrar los objetos con la palma de la mano.
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No es verdad que el recién nacido solo se exprese a través del llanto. Es más, realiza vocalizaciones con frecuencia, lo que indica su disposición para expresarse, que alterna con semanas en las que prevalece la escucha.
A los dos o tres meses, aparece la «sonrisa social”, como respuesta intencional a las sonrisas de los demás.
Desde el principio, también se observa un primer comportamiento imitativo, si bien no es totalmente voluntario. Si la mamá abre la boca y saca la lengua, su hijo podría hacer lo mismo.
PENSAMIENTO
El desarrollo intelectual está estrechamente relacionado con el de los sentidos y el movimiento. Concretamente, la parte visual del cerebro del bebé es la más activa.
Su pensamiento está centrado en lo que está viviendo y su deber es conocer las cosas que le rodean.
A partir de los tres meses, con la primera prensión intencional, es decir, el acto voluntario de agarrar cosas, empieza a interactuar con el objeto, sintiendo cómo está hecho.
EMOCIONES
Desde el primer día, siente alegría, felicidad, sorpresa, rabia, miedo, tristeza, disgusto y dolor. Antes de los seis meses, experimenta todas estas emociones primarias, pero no las comprende y, al no conocerlas, solo puede «actuarlas» a través de diferentes tipos de llanto o de vocalizaciones.
SENTIDOS
La visión es una de las principales fuentes de información del bebé sobre el mundo exterior. Hasta los tres meses, ve mejor con el rabillo del ojo (visión periférica) y nota más fácilmente los movimientos y los contrastes (por ejemplo, lo claro y lo oscuro). Después, gradualmente, desarrolla la visión central y, a partir de los tres meses, empieza a mirarse las manitas y puede seguir un objeto en movimiento con la mirada.
Los recién nacidos distinguen una gran variedad de sonidos y son sensibles a la voz humana, prefiriendo la de la mamá. En este período, se activa el proceso de integración sensorial: el niño empieza a asociar lo que ve con lo que oye y saborea, así como a las sensaciones que experimenta.
Desarrollo bebé 6-12 meses
Sentidos activos y continuas exploraciones.
MOVIMIENTO
Realiza grandes progresos en la coordinación motora: empieza sujetando un biberón con la mano y agarrando un objeto con el que jugar, hasta que llega a la capacidad de usar la ‘pinza», formada con el pulgar y uno o dos dedos, para coger pequeños objetos.
A los 7-8 meses es capaz de arrastrarse y a los 8-10, gira sobre sí mismo. A los nueve meses puede estar de pie agarrándose a los muebles; a los 8-10, gatea; y a los 11, camina con ayuda (esto no es siempre así, de forma tan definida en el tiempo porque cada niño es diferente. Paciencia, su cuerpo y su cerebro saben cuándo deben realizar cada evolución en este sentido. NO LE FUERCES A ANDAR)
Al final de este período, el pequeño ya es capaz de permanecer de pie solo durante unos instantes, o bien con ayuda, e incluso desplazarse con un apoyo lateral.
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El niño necesita experimentar los movimientos y sus efectos: «si me muevo, llego», o «si llamo con la voz, viene mamá». Aún se trata de un pensamiento “concreto» a través del cual, sin embargo, empiezan a sentarse las bases del pensamiento «abstracto».
A esta edad, ya se pueden encontrar objetos escondidos, y esto significa que se representa mentalmente una cosa cuando no está. Pero no solo eso, sino que el pequeño llega a tener expectativas similares con respecto a objetos similares (si una pelota rebota, las otras también rebotarán), y esto indica el inicio del pensamiento analógico, fundamental para la creatividad.
Los progresos cognitivos están estrechamente ligados a los motores. El comportamiento basado en la exploración del espacio, habilitado por la mayor capacidad para moverse, sienta las bases de la orientación espacial, fundamental para las habilidades lingüísticas y lógico-matemáticas.
COMUNICACIÓN
Pasa del balbuceo a la lalación propiamente dicha, que consiste en la repetición de sílabas, como «ma-ma-ma’, «ta-ta-ta“o ‘la-la-la™. Es un juego muy divertido para el niño, al que le gusta escuchar el sonido de su propia voz, aunque al principio carezca de una auténtica intención comunicativa. Alrededor de los 10 meses, es más variada (con distintas consonantes), como «ma-ma-ta» o “la-ta-na-ma».
En general, alrededor de los 12 meses, el niño llega a pronunciar dos o tres palabras, como mamá y papá, pero que pueden tener múltiples significados. Mientras tanto, aumenta el número de vocablos que demuestra comprender, logrando cumplir órdenes simples, como decir adiós con la manita.
SENTIDOS
Desarrolla totalmente la visión de los colores y madura la de lejos. Entre los 7-9 meses, también afina la capacidad de interpretar los estímulos auditivos, con la posibilidad de localizar los sonidos.
Pero, de los cinco sentidos, el gusto es el verdadero protagonista de este semestre, cuando se empieza a introducir la alimentación complementaria, al igual que el desarrollo del sentido del olfato, que también se enriquece con la introducción de los alimentos distintos de la leche.
EMOCIONES
En tomo a los ocho meses, el niño siente una nueva emoción: la ansiedad por la separación. Es normal que el pequeño tenga miedo a las personas que no conoce, precisamente, porque perturban la zona de tranquilidad que acaba de consolidar con sus figuras de referencia. La angustia se supera si los papás se quedan a su lado y le tranquilizan.
Entre los 6-12 meses, también empieza a reconocer sus emociones y busca a los papás para que le ayuden a gestionarlas: si tiene miedo, pide que le cojan en brazos. Las emociones se vuelven «relacionales», es decir, se comparten sin ni tan siquiera recurrir a las palabras.
Desarrollo bebé 12-18 meses
El descubrimiento del mundo y de sí mismo
MOVIMIENTO
A los 13 meses, puede subir escaleras a gatas, así como permanecer de pie sin ayuda y desplazarse a lo largo del sofá. A los 15 meses, camina de forma autónoma; a los 18, se sube a las sillas de los mayores y se desplaza sosteniendo un juguete con la mano.
No obstante, hasta los 15-16 meses, se cae o se golpea con frecuencia. Pero, cuando se cae, es capaz de levantarse solo sin ayuda.
El desarrollo motor «fino» también se desarrolla deprisa: empieza a usar correctamente la cuchara y el vaso solo, intenta hacer garabatos (pero aún coge el rotulador con el puño), manipula objetos cada vez más pequeños con mayor coordinación, los introduce y los saca de un contenedor, apila dos o más bloques usando una o dos manos, para construir torres, y también empieza a aprender a quitarse la ropa.
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Desde el punto de vista cognitivo, el niño amplía sus horizontes, experimentando cada vez más relaciones entre los objetos, las formas y los espacios. Es típico de esta edad golpear distintos objetos, apilarlos, aplastarlos o empujarlos. El niño también observa las primeras relaciones de causa y efecto, dejando caer una cosa repetidamente o usando diferentes objetos para producir sonidos.
Asimismo, se alargan los tiempos de atención, por ejemplo, para la lectura compartida de un libro adecuado a su edad.
COMUNICACIÓN
A los 12 meses, pronuncia dos o tres palabras con significado, pero todavía no es el momento de la explosión léxica, que se producirá alrededor de los dos años. En esta etapa, existe un fuerte desequilibrio entre la comprensión y la producción: entiende muchísimas palabras, incluidos muchos verbos, pero dice pocas.
A los 18 meses, de media, llega a un vocabulario de 10 términos, entre los que se encuentran algunas «palabras no palabras», como «guau” para decir perro, sonidos que, en cualquier caso, tienen un significado compartido.
Para las primeras frases compuestas de dos o tres palabras, habrá que esperar hasta los dos años, aproximadamente. Ya entiende el significado del “no” y emplea el gesto de sacudir la cabeza.
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El niño tiene esa «base segura” construida a través del vínculo en los meses anteriores, y viaja hacia un mayor conocimiento y gestión de las emociones. Empieza a tolerar la tristeza de la separación con un objeto transicional, como un osito de peluche, succionándose el pulgar o seleccionando otros gestos que le consuelen.
Sin embargo, todavía no ha llegado la hora de las emociones “sociales”, como la vergüenza, el orgullo y el sentimiento de culpa, que aparecen alrededor de los 24 meses, cuando el niño se identifica mejor a sí mismo como individuo separado de su mamá, y mira a su alrededor, empezando a demostrar deseo de socializar.
En esta etapa, juega solo con total tranquilidad, pero también empieza a sentirse interesado por sus iguales.
SENTIDOS
Al año, la visión tridimensional, la que da profundidad, ya está adquirida, y la agudeza visual es de alrededor de 6/10, pero llegará a 8/10 a los 18-24 meses. Por tanto, señala los objetos que desea y su campo visual es «equivalente» al del adulto.
Finalizada la etapa de las primeras aproximaciones a los alimentos, el gusto ya está preparado para entrar de lleno en la exploración de los sabores, puesto que el niño ya puede comer casi de todo.
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Fuente: Revista Mi Bebé y Yo