Nosotras, mujeres embarazadas, y nuestra familia más cercana, somos testigos directos del milagro de la vida. Contemplamos con deleite la evolución de nuestro bebé, y experimentamos cambios que a veces resultan difícil de explicar con palabras.
Uno de los procesos más fascinantes de cuantos tienen lugar en torno al embarazo y la llegada al mundo de un recién nacido es la producción de leche materna.
¿Y cómo se produce la leche materna en la mujer? Pues eso precisamente es lo que voy a explicar en este post.
Voy a hablar de:
Leche materna: alimento exclusivo para tu bebé
La leche es el alimento natural que producimos las madres para alimentar al bebé de forma exclusiva durante sus primeros 6 de meses de vida. De forma complementaria, puede tomarla hasta los dos años de edad o, con las nuevas modas, hasta que el niño quiera. Eso ya va en función de las preferencias de cada madre.
Por la cantidad de nutrientes que posee es el alimento perfecto para el crecimiento y desarrollo del pequeño. De hecho, la presencia de inmunoglobulinas y otras sustancias le ayudan a combatir las infecciones. El proceso de amamantar sirve además para crear un vínculo entre la madre y el hijo que favorecerá el desarrollo psicomotor, entre otras cosas.
Pero bueno, no has llegado hasta aquí para que te cuente los beneficios de la leche materna, sino cómo se produce. Y es que, probablemente, al igual que sucede con el desarrollo del feto en el interior de nuestro cuerpo, la producción de leche materna te parece un proceso curioso y sorprendente.
Pues no te hago esperar más. Vamos a ver cómo es posible que nuestro pecho, y el de cualquier mamífero, pueda segregar leche, y que esa leche sirva de alimento para nuestro bebé.
Cómo se produce la leche materna desde cero
Después de la concepción, y encuadrado dentro de los muchos cambios que tienen lugar en el cuerpo de la mujer, el organismo comenzará a producir la leche para alimentar al bebé. De hecho, cuando estamos embarazadas notamos cómo la parte pigmentada de nuestro pecho, la areola, se oscurece y empezamos a percibir ciertos cambios en nuestro pecho.
¡Nuestro cuerpo se prepara para la llegada del bebé!
La revolución hormonal que tiene lugar en el cuerpo de la mujer embarazada desde que se queda «en estado» hasta después del parto tienen mucho que ver con el inicio de producción de leche en las glándulas mamarias.
Muchas mujeres segregan gotas de leche durante el embarazo y otras no ven sus primeras gotas de leche hasta después del parto. Ese primer flujo de líquido que segregamos durante el embarazo a través del pezón es el llamado precalostro, el paso previo al calostro y a la posterior producción de la leche.
Precalostro -> Calostro -> Leche
¿Hasta aquí todo más o menos claro? Pues sigo.
Cómo se llama la hormona que produce la leche materna
En el preciso momento en el que das a luz y expulsas la placenta, tus niveles de oxitocina se disparan a sus cotas máximas. Estos niveles de esta hormona sumados a la succión del bebé serán los factores desencadenantes de la producción de leche.
Esa succión del niño estimulará los nervios espinales y llegará al hipotálamo.
A partir de ahí, el cuerpo producirá más oxitocina, la cual se moverá en forma de ráfagas desde la glándula pituitaria, activando así la secreción de leche.
Además, el hipotálamo, localizado en el cerebro, liberará mayor cantidad de prolactina, hormona esencial en la producción de leche, dado que es la encargada de tomar nutrientes de la sangre para transformarlos en leche.
Una de nuestras preocupaciones durante el embarazo es saber si podremos producir una cantidad de leche suficiente para alimentar a nuestro bebé, lo que será señal de nuestra buena salud y la del pequeño. Hasta que no llegue el momento de iniciar la lactancia materna no podemos saberlo, toca esperar.
Resumiendo, podemos decir que la oxitocina y la prolactina son las hormonas responsables de la producción de leche en la mujer.
En qué momento se produce la leche materna
Aun cuando el cuerpo se prepara para producir leche materna desde poco después de la concepción, el momento justo en el que esto sucede es en el de la succión.
La producción en gran cantidad comienza entre las 48 y 96 horas posteriores al parto, y la estimulación es necesaria, como hemos visto, para que se desencadene el proceso que termina con el bebé siendo alimentado.
Cabe destacar, sin embargo, que el reflejo que hace que las fibras musculares que rodean las glándulas productoras se contraigan, el conocido como “subida de la leche”, puede no ser solo fruto de la succión. El llanto del bebé o la cercanía con el pecho de la madre también pueden producirlo.
Hay que considerar que el cerebro juega un papel muy importante, en cuanto a que libera las hormonas que intervienen en la producción, por lo que la producción puede darse al pensar en el bebé, sabiendo que se acerca la hora programada para amamantar o incluso cuando la mujer esté estimulada sexualmente o está teniendo un orgasmo.
Así pues, en cuanto a con qué frecuencia se produce la leche materna, se puede decir que cada vez que haya estimulación y siempre que la madre no tenga ningún problema relacionado que afecte a la producción. La mujer puede amamantar durante meses o años.
¿Y si produzco más leche de la que necesita el bebé?
También puede ocurrir que la madre produzca mayor cantidad de leche que la demanda de su hijo, lo que puede causarle molestias e incomodidades. Se requiere, por tanto, de su extracción, lo que suele hacerse con un sacalaches manual o sacaleches eléctrico.
Al usarlo, claro, también se está produciendo leche. Se recomienda que la copa que posee el aparato se acople bien al pecho de la madre. Además, requiere de constancia si lo que se pretende es aumentar la producción de leche, si se usa como proceso de estimulación. Esto es habitual cuando se trata de un bebé que duerme mucho o al que, por cualquier otro motivo, le cuesta más mamar.
El sacaleches manual se debe agarrar por la copa y no por el vaso, y la madre debe ayudarse de la palanca con movimientos más cortos y rápidos para producir la estimulación. Cuando termine el proceso y se pase a la extracción, el movimiento debe ser más lento y suave.
Los sacaleches eléctricos, por su parte, estimulan y extraen de forma automática sin necesidad de accionar la palanca.
¿Y si no produzco leche suficiente?
Entonces tienes varias opciones. Las «pro-lactancia materna» te dirán que pongas en práctica la llamada «técnica de la extracción poderosa» para conseguir producir leche rápido. Otros te dirán que complementes el pecho con algún biberón de leche de fórmula.
¿Cuál es la mejor respuesta? La tuya propia, con la que te sientas bien y con la que estés más cómoda. Hay un sector de madres que creen que dar leche de fórmula a un bebé es un crimen, aunque tu leche no le esté alimentando lo suficiente como para coger el peso que debe.
Otras, estamos en la otra punta, y creemos que tener un bebé sano y sentirnos bien con nosotras mismas es más importante que el origen del alimento de tu pequeño. Haz lo que sientas que está bien para ti y para tu bebé.
Cómo es la leche materna
El bebé no siempre obtiene el mismo alimento durante la lactancia. La primera leche que la madre produce a través de sus senos se denomina calostro. Este está presente en cantidades más pequeñas los tres días posteriores al nacimiento del bebé.
El calostro es un líquido amarillento y cremoso que, en proporciona al recién nacido todo el alimento que necesita durante las horas posteriores a su llegada al mundo. Está compuesto por agua, proteínas, grasas, carbohidratos, inmunoglobina y otros componentes, aunque tal composición no es siempre igual.
Al líquido le antecede el precalostro, una secreción mamaria que se produce durante la gestación, cuando los pechos de la mujer se van preparando para la lactancia. En su caso, está compuesto por socio, cloro, células, exudo de plasma y otras sustancias, incluyendo lactosa en pequeñas cantidades.
Se recomienda comenzar a amamantar tan pronto como sea posible después del parto, y amamantar cada 1 a 3 horas durante el primer día para que el bebé puede obtener todo el aporte nutritivo del calostro. La ayuda de la familia será fundamental.
Después de 48 ó 72 horas aproximadamente, la leche cambiará. El intervalo de tiempo de este cambio depende de cuándo se ha empezado a amamantar y con qué frecuencia se hace, además de si la madre ha amamantado con anterioridad.
Al principio, se segrega una sustancia poco consistente, compuesta sobre todo por agua que el bebé también necesita. Tras unos minutos mamando, ese líquido irá cogiendo cuerpo por la mayor concentración de grasas, que ayudarán a que el bebé se sienta satisfecho y vaya subiendo de peso según pasan los días y semanas.
Cada bebé se alimenta de un modo diferente. Hay algunos que necesitan significativamente más tiempo que otros pero, por lo general, el que se note cada vez más tranquilo, hasta quedarse dormido, será indicativo de que ya está satisfecho.
O también puede suceder que el niño se relaje en el pecho, se duerma y como no ha succionado todo lo que debería comience a llorar a la media hora porque quiere volver a mamar. Es el pan nuestro de cada día de las madres lactantes, ¿qué le vamos a hacer?
En cuánto tiempo se produce la leche materna (o cada cuánto tiempo)
El cuerpo se prepara para la producción de la leche materna durante todo el embarazo. Ya durante la gestación, y a medida que se desarrolla la placenta, se liberan estrógeno y progesterona, sustancias que cumplen un papel esencial de cara a la lactancia.
Pero bueno, la pregunta de “en cuánto tiempo se produce la leche materna” se la hacen muchas mujeres cuando comienzan a amamantar y, viendo que el bebé succiona cada hora o cada dos horas, creen que no van a generar leche suficiente para la siguiente toma.
Pues bien, la leche se va produciendo conforme el bebé va succionando, así que cuanto más succione, más cantidad de leche producirás. No hay un tiempo predefinido para ello ni podemos afirmar que se produce leche cada media hora, por ejemplo, porque no es así.
Sin sustituto posible
La leche materna tiene tantos beneficios para el recién nacido y para la madre que difícilmente se podía encontrar un sustituto a la altura, lo que tiene que ver con la concepción psicológica que se tiene de ella.
Tiene los nutrientes que el bebé necesita, fomenta la relación madre e hijo, proporciona una digestión más fácil o disminuye el riesgo de enfermedades respiratorias y otros tantos dignos de mención, desde la muerte súbita a la obesidad o la diabetes tipo II.
En el caso de la madre, evita hemorragias postparto, favorece la pérdida de peso y el sueño, por la prolactina, y reduce las posibilidades de contraer cáncer de mama o de ovario, entre otros beneficios.
Pero, también te digo, que aunque la lactancia materna es lo ideal, y conocer cómo se produce la leche materna ayuda mucho en la adaptación madre-hijo los primeros días, muchas madres no pueden seguir el ritmo tan duro que supone el amamantamiento y optan por cortar la producción de leche con pastilla recetada por su ginecóloga y comenzar con la leche de fórmula.
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Si este es tu caso, si ves que no puedes más a pesar de que lo has intentado, no te sientas mal. Lo importante es que tú estés bien para que tu pequeño también lo esté. No pasa nada si le tienes que dar leche de fórmula, tu bebé crecerá igual de bien. Yo lo hice, y aquí estamos, pero eso ya te lo contaré en otro post sobre lactancia materna.