La anestesia epidural es la analgesia más habitual en el parto, y se considera la mejor, la más efectiva. Se llama así, claro, por la zona en la que se inyecta, la zona epidural de la médula, y reduce mucho los dolores que se experimentan al dar a luz a un hijo.
A lo largo de este post, te cuento mi caso, te digo por qué estoy a favor, expongo los puntos esenciales de las voces discordantes y trato de contestar a las preguntas más frecuentes sobre la anestesia epidural.
Como siempre, os invito a comentar más abajo, una vez leída toda la información.
¡Empezamos!
Voy a hablar de:
Qué es la anestesia epidural
Hablamos de una técnica anestésica que tiene por objetivo aliviar el dolor del parto que sufre la mujer parturienta.
El Hospital Universitario de Guadalajara, en España, creó un vídeo informativo con imágenes reales que ayudaran a futuras madres a despejar algunas dudas en torno a la analgesia epidural. Fue gracias a la colaboración desinteresada de madres y padres, que se prestaron a ser grabados durante la técnica que se emplea en el hospital. Si quieres, puedes verlo en este enlace:
¿Por qué se pone en el parto?
Supongo que esto ya te lo habrán dicho y que, aunque en este espacio te invito a quejarte todo lo que quieras y a compartir tu experiencia con la comunidad, sabías a lo que te exponías.
Parir duele mucho.
Me han preguntado en alguna ocasión que con qué se puede comparar, para tener una idea aproximada, y nunca he sabido responder. No he sentido nada similar en toda mi vida, sinceramente.
Pero bueno, a lo que vamos, tuve un parto inducido. Ingresé por la mañana. Lo primero que hacen es un tacto vaginal y te inyectan una serie de sustancias que desencadenan el parto, como oxitocina o prostaglandina.
A partir de ahí, comencé a dilatar muy lentamente y por la noche rompí aguas. Esa noche tuve unos dolores infernales que se concentraban en la zona de los ovarios y en la parte baja de la espalda.
¡Las famosas contracciones estaban aquí!
A la mañana siguiente me bajaron al quirófano y ahí empezaba ya a ponerse seria la cosa. Más oxitocina y más dilatación. No tardé mucho en pedir la anestesia epidural porque créeme que estar tumbada boca arriba con esos dolores es horrible.
Necesitaba un poco de paz.
Y bueno, llegó el anestesista, me hizo una serie de preguntas y con sus indicaciones coloqué la postura correcta para que me pusiera la inyección de anestesia epidural, que se hace através de un catéter. A los 15 minutos tenía las piernas dormidas. Ya me podían hacer todos los tactos vaginales que quisieran que no me enteraba de nada.
Eso sí, también te diré, que mi parto se extendió tantas horas que el efecto de la anestesia epidural desapareció y tuvieron que inyectarme dos veces más. Tantas horas y tanta inyección para terminar en un parto por cesárea…Ahora me acuerdo y me entristece. ¡Pero lo importante es que el bebé llegó perfecto! Y yo me ahorré unos cuantos dolores.
Parto sin epidural
Cuando estaba estudiando Sexualidad y Reproducción Humana durante la ESO, la profesora de Biología nos contó que, aunque inicialmente muchas mujeres se negaban a ponerse la epidural, o solía ser un deseo que manifestaban durante el embarazo, al llegar al hospital y sentir los dolores propios del proceso, acaban pidiéndola a gritos. Hace ya muchos años que superé la ESO, así que esto de no querer ponerse la epidural tampoco es nada nuevo.
Respeto firmemente la postura de cada cual y empatizo plenamente con las mujeres embarazadas que se sienten juzgadas por sus decisiones, pero también confieso que me ha costado entender qué lleva a muchas de ellas a no querer ponerse la anestesia epidural.
Por eso, y sin tratar de convencer a nadie de nada, contrapongo opiniones. Si alguien tiene algún otro motivo, estaría encantada de conocerlo, así que agradecería que lo compartierais en los comentarios.
¿Es miedo a sus posibles efectos?
La epidural antes entrañaba más riesgos que ahora, es cierto, pero como todo.
La técnica ha ido evolucionando y, a día de hoy, según los médicos, es poco probable que surjan complicaciones. La más frecuente, que es la cefalea, se da solo entre el 1% de mujeres que hacen uso de la anestesia epidural, tiene un tratamiento para ser tratada y no tiene repercusión alguna a largo plazo, de manera general. Yo, la verdad, no me vi afectada.
También existe la posibilidad de que haya complicaciones más graves, como la meningitis o en el hematoma epidural (que podría provocar que la mujer quedara en silla de ruedas).
Esto sí que necesitaría tratamientos específicos de neurocirugía, pero se trata de algo infrecuente: lo padecen 1 de cada 168 000 personas, según un estudio que revisó casos desde 1990 a 2006. P
ara más inri, el hematoma epidural no siempre provoca incapacidad al caminar.
¿Es miedo al dolor?
La epidural duele, cuando se administra la anestesia local en la piel, que provoca escozor, y luego cuando se pasa el catéter, que provoca algo de calambre. Pero los dolores no son comparables a los del parto, que ya habrán empezado al momento de su administración. Así que no veo a mucha gente renunciando a la epidural por el dolor que pueda suponer el pinchazo.
¿Es deseo de vivir el parto en su total plenitud?
Yo jamás lo hubiera hecho, pero hay quien quiere vivir la experiencia con todas las consecuencias, incluida la del máximo dolor. He llegado a leer a una mujer instando a otras mujeres a no utilizarlas alegando que somos mamíferas, y que el bebé es nuestro.
No conozco a nadie de mi entorno que haya querido hacerlo así, pero estimo que es muy probable que esto lo afirme alguien que nunca antes se ha enfrentado a los dolores de un parto. Apuesto a que, cuando comiencen, hay muchas posibilidades de que cambie de opinión.
¿Es por la molesta sensación de tenerlo todo dormido?
Es verdad que a mí esta sensación no me resultó nada agradable, pero no se pierde la noción del cuerpo ni dejamos de ser partícipes cuando nos administran la epidural.
¿Es por los efectos que sí sabemos que tiene la epidural?
Es verdad que la analgesia epidural puede prolongar la segunda fase del parto, la de la expulsión del bebé.
Esto no quiere decir, sin embargo, que ni la madre ni el niño o la niña sufran, ni tampoco que aumenten las posibilidades de que se tenga que hacer cesárea, como he leído en algún foro.
El dolor se disminuye porque es el objetivo de la técnica, sin que esto quiera decir que se siga entiendo una actitud colaborativa y empuje.
Prolongar la segunda fase del parto no quiere decir detenerlo, como creen algunas. Es verdad que hay futuras madres que consideran que, cuanto menos intervención se necesite, mejor, y es verdad.
De hecho, Natalbén indica que, al poner la epidural, se aumentan un 5% las posibilidades de tener un parto instrumental (con fórceps, por ejemplo), por la limitación de la movilidad y la dificultad para realizar pujos.
A mí me parece un porcentaje bajo como para renunciar a la epidural, pero quien lo esté considerando, puede informarse de alternativas en su centro hospitalario.
Al margen de lo anterior, también puede ocurrir que un parto tenga que desarrollarse sin epidural, aun sin ser la idea inicial de la madre, por otros motivos. Si hay una infección en el punto de punción, una hipotensión destacable, hipertensión endocraneal, algún síndrome infeccioso grave o desórdenes de coagulación, la epidural no podrá ponerse, como informa el Hospital de Fuenlabrada en este completo documento sobre la anestesia.
A esto se suma lo que el documento llama “contraindicaciones relativas”, como si la parturienta tiene tatuajes en la zona de punción, o si padece determinadas cardiopatías o enfermedades neurológicas.
Ocurre con cierta frecuencia que, si la madre llega con un estado de dilatación bastante avanzado, se opta por no poner epidural. En este caso, explican los médicos, los riesgos son más que los beneficios, ya que se necesita un tiempo para que haga efecto.
Parto con epidural
La anestesia epidural conlleva un proceso que explica el Hospital Universitario de Guadalajara en su vídeo, y que puede servir a quienes aún lo han conocido de primera mano.
- Preparación del material y esterilización de la piel.
- Localización de las vértebras. Se hace manualmente, mientras la mujer permanece sentada con la espalda descubierta sobre la camilla. Cada especialista tendrá su modus operandi, imagino, pero por lo que yo he vivido y por lo que he visto, es así.
- Infiltración con anestesia local. Ponen anestesia local en la piel antes de poner la epidural.
- Inserción del catéter. Será lo que permitirá que el líquido penetre y que, a las horas de parto, puedan ponerte más epidural para que sigas sintiendo menos dolor sin tener que pincharte.
- Comprobación del catéter. Es un paso importante para comprobar que luego el líquido se filtrará correctamente.
- Fijación del cáteter. Se pega a la piel para que no se suelte, con esparadrapo.
- Inicio de la perfusión con bomba electrónica. La perfusión es la introducción lenta y continuada de la sustancia medicamentosa, y es un proceso que requiere programación.
El parto con epidural es el más habitual, pero es precisamente en torno a la anestesia donde surgen más dudas. Por las preguntas que yo tenía y por las que me han hecho a mí, he podido recopilar algunas frecuentes que espero que te ayuden.
¿Dónde se pone?
La introducción del fármaco anestésico se hace a través de un catéter. Hay que hacer una punción en la espalda, a la altura de las vértebras lumbares L3-L4 o L5-L6.
El catéter te lo pondrán en la sala de dilatación, donde harán un seguimiento monitorizado, es decir, te medirán la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, la saturación de oxígeno… Quien te lo hace es el médico especialista de Anestesiología.
¿Cuándo se pone?
La epidural se pone en el parto, lo que quiere decir que es muy probable que no te la pongan mientras no se pueda establecer claramente que este está en curso. Debe haber una dilatación de, al menos, 3-4 cm, y que las contracciones tengan ya cierta frecuencia y sean intensas (más o menos tres cada 10 minutos).
En mi caso, no llegué a estos números y el anestesista me la colocó igualmente, pero también te digo que se trataba de un hospital privado y que en la Seguridad Social, por lo que dicen, no suele ser así.
Es habitual, de todas formas, es que el líquido se libere progresivamente, con dosis extra en alguna ocasión. En mi caso, fueron hasta tres veces, y aún así seguía sintiendo dolores bastante fuertes.
Se debe a que tengo una hernia discal L5-S1, así que me dolían muchísima la zona de los lumbares, al estar tumbada boca arriba durante tanto tiempo. Ese dolor no me lo quitaba la epidural.
¿Duele?
Sí que duele, pero no es comparable al dolor que se siente con las contracciones, que ya se deben estar sintiendo en el momento de ponerla, y al momento de dar a luz. Es un leve dolor muy soportable, es lo que menos te debería preocupar de este tipo de anestesia.
De todas formas, como he dicho, lo habitual es que tengan que ponerte epidural varias veces, porque el parto dura más que su efecto. Pero, ya en la segunda y en las posteriores, tendrás puesto que el catéter por el que filtran el líquido, así que solo te dolerá la primera vez.
¿Qué se siente?
No se siente, desde luego, una sensación agradable, o al menos a mí no lo pareció.
Si ya resulta molesto no sentir alguna parte del cuerpo, imagina que te lo duermen todo de cadera para abajo.
Aun con todo, soy de las que recomienda la anestesia epidural. El dolor del parto es muy fuerte, así que cualquier cosa que pueda ayudar a reducir las molestias, es bienvenida.
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Espero que toda esta información te haya servido de ayuda y que, por favor, no sufras durante el parto. Si tienes la posibilidad de utilizar la anestesia epidural, no dudes en hacerlo.